Posadas en La Habana: ¡tremendo notición!

La primera de ellas comenzará a brindar servicios en septiembre en el llamado hotel Vento, ubicado en la avenida de igual nombre, esquina Santa Catalina.
Ana Esther  no conoce con exactitud lo que significa el término de posada. Para ella es algo así como una “mala palabra”, pues en su adolescencia visitar estos lugares implicaba prohibición, hacer las cosas a escondidas y alejadas de la legalidad.

En su terruño natal —el Municipio Especial Isla de la Juventud— recuerda las anécdotas de sus amiguitas del barrio y hasta confesó tener una propia que, por lo desagradable, prefirió no comentar.

No rebasa los treinta años, por lo cual desconoce lo que estos lugares públicos — “bien ponderados”, como dijera un amigo— significaban para la población; sobre todo para quienes hoy rebasan los 50 años.

Por ejemplo, en la década de los 80`, tales sitios eran muy concurridos por quienes querían “tirar una canita al aire”, y también por estudiantes y jóvenes que no contaban con una suma mayor de dinero para ir a los hoteles, disponibles por aquel entonces.

Recuerdos: malos, buenos, regulares…

La buena nueva la trajo esta vez el periódico Trabajadores en su edición del lunes 3 de julio, aunque desde CubaSí*, y más de una vez, se ha abogado por la necesidad de recobrar dichos espacios, que muchas veces solo se asocian a la satisfacción de las necesidades de los más jóvenes. Cuando no es así.

Quienes visitaron las posadas antes de que “desaparecieran” en la década de los 90’ guardan recuerdos imborrables, de todo tipo, malos, buenos y regulares.

Las colas y largas esperas muchas veces “mataban” los deseos. Ocurría también que gente conocida se reencontraba en esos lugares, y hasta sucedió, alguna que otra vez, que allí se tropezaban matrimonios,  pero no precisamente con sus respectivas parejas.

Luego de su ausencia y al paso de los años —por eso del conocido refrán que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde— las posadas despertaron sentimientos nostálgicos.

En la zona del este de La Habana, La Monumental  (prevista para recuperar en el 2018), Edén Arriba y Edén Abajo eran de las más famosas, pues según testimonios de asiduos visitantes eran  “más privadas y ofrecían un buen servicio”.

El tema me ha traído innumerables remembranzas de la época de estudiante. Una amiga de aquellos tiempos era asidua a la llamada  Villanueva (situada muy cerca del estadio Latinoamericano), a la cual se acostumbró de tal manera que era la única que visitaba y colmaba de elogios.

Los puntos sobre las íes

Los beneficios de hacer el amor son innegables (ayuda a dormir mejor, mejora el sistema inmunitario, libera el estrés, mejora la fertilidad, reduce el dolor, evita las enfermedades). Esto ya se sabe; de ahí la importancia de recuperar estas instalaciones tan demandadas por el pueblo.

Ausentes durante mucho tiempo de nuestro paisaje nacional — principalmente por dificultades económicas y como un paliativo para resolver el problema de viviendas de muchas familias— tales espacios no debieron desaparecer, según afirmaron a CubaSí varias personas.

Jorge subrayó: “Por la función que cumplían debieron repararse. Más de una generación creció sin contar con este servicio estatal, y se acostumbraron a pagar cinco CUC por tres horas de privacidad. Algunos podían erogar tal dinero, otros no. A ellos se les tornaba la situación difícil y engorrosa”.

Sobre el tema, Reinaldo señaló que son un “alivio para la convivencia, pues la realidad de Cuba es que varias generaciones coexisten en un hogar, lo cual no favorece el mantenimiento de las relaciones, más allá de la sexualidad”.

En lo que conocemos como posadas —al margen de las casas particulares que florecieron— no siempre brilló la calidad en el servicio. Claro que tenían categorías y en dependencia se derivaba todo lo demás.

Argumentos de personas dan cuenta de que en algunas los posaderos "disponían" de determinados espacios para mirar —un acto totalmente reprochable—; mientras en otras la limpieza dejaba mucho que desear o los servicios gastronómicos eran deficitarios y de pésima calidad.

Por ello el esfuerzo de la Empresa Provincial de Alojamiento de La Habana en cuanto al rescate de estos inmuebles resulta válido y saludable. Más no debe quedarse ahí. Tal servicio necesita de un seguimiento, en aras de que en los lugares no ocurran situaciones inmorales e incorrectas.

Privacidad absoluta y certificada —¡ojo con el uso indebido de las nuevas tecnologías¡—  limpieza garantizada, comestibles y bebestibles con los requerimientos necesarios; precios asequibles al cubano/a de a pie, y una atención personalizada, deben ser atributos que acompañen a esta magnífica idea de dar vida a las posadas.

No olvidemos que en la vida tan necesarios son los alimentos como el amor que endulza el alma.


*http://www.cubasi.cu/cubasi-noticias-cuba-mundo-ultima-hora/item/33319-un-lugar-para-hacer-el-amor

Tomado de Cubasi

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